(Reg. 78) THOMSON LLISTERRI, Las Artes en el Bajo Aragón en la primera mitad del siglo XVIII. Estudio documental, Alcañiz, Centro de Estudios del Bajo Aragón, 1998, pp. 76-85.

VALDEALGORFA
Iglesia parroquial.-


Gracias a la documentación hallada en el Archivo Histórico de Protocolos de Alcañiz y al interesante estudio decimonónico de Salvador Pardo y Sastrón se conocen numerosos datos relativos a la construcción de esta iglesia. La iglesia parroquial de la Natividad de Valdealgorfa se renovó en el siglo XVIII -como tantos otros edificios bajoaragoneses- respondiendo al espíritu y gusto barroco de la época. Según Pardo y Sastrón el edificio anterior presentaba desperfectos desde principios del siglo XVII: el templo se llovía y filtraba el agua del cementerio contiguo, el campanario no tenía puertas, las ventanas se hallaban sin claraboyas (...) Viejo y ruinoso este templo, como hemos procurado demostrar, y desatendido por los Jurados de Alcañiz, el primer pensamiento de los del pueblo, desde que los tuvo propios, fue su reparación completa.

Además, un acontecimiento desencadenaría el deseo colectivo de la renovación de este templo. Así, un día del año 1686 se produjo una fuerte tormenta y cayó un impresionante rayo en la vieja bóveda que produjo un espectacular incendio. Pero extinguido el fuego que se había prendido, vieron con admiración que el meteoro, despues de penetrar por la bóveda y bajado por el retablo, había carbonizado sus imágenes y molduras, mas aunque se introdujo en el Santísimo Sagrario, hallaron intactas las Sagradas Formas, por lo cual más admirados, dieron repetidas gracias al Señor de que los hubiera librado benignamente de tantas desgracias como les habían amenazado. A partir de este momento, la gran duda que se plantea es si merecía la pena reformar el antiguo templo o se debía edificar uno nuevo. Por fin, esta segunda alternativa vence, influyendo no sólo el estado de deterioro del edificio anterior sino también el deseo de construir un nuevo edificio acorde con el gusto barroco de la época. Esta circunstancia se dará posteriormente en la iglesia colegial de Alcañiz y en general en la mayoría de las edificaciones barrocas objeto de este estudio. En cuanto a la fecha de inicio de las obras, Pardo y Sastrón da como primera fecha 1702: año en que dispusieron comprar una casa que unida a una zona del cementerio contiguo les proporcionaría solar suficiente para la ampliación del templo. Como artífices de las obras nombra a José Zorita y al cantero Francisco; confundiendo el nombre del maestro Zorita (pues en realidad se llamó Juan) y desconociendo el apellido del cantero. Como fecha orientativa de la etapa constructiva, señala que en 1705 se pagaron a Miguel Aguilar ciento y cinquenta libras jaquesas por las cuatro vigas que sostienen la media naranja o cúpula. Estos datos pueden considerarse fiables, pues Pardo y Sastrón se basa en la consulta directa de documentos conservados a finales del siglo XIX en Valdealgorfa. Sin embargo, la documentación presentada en este trabajo aporta nuevos y enriquecedores datos. Así, se puede puntualizar que mediante acto público -fechado el día 12 de agosto de 1700- se acordó entre los representantes de la comunidad de Valdealgorfa y Juan de Zorita la fábrica de esta iglesia parroquial. Dándose a trabajar la obra a Juan de Zorita -maestro arquitecto vecino de Daroca- como a menosdante entre los demás officiales y maestros que había para pretender dicha obra y fábrica, por precio y cantidad de quatro mil y nobeinta libras jaquesas. Primeramente, se dispone que debe derribarse la iglesia antigua, reservando la piedra que saliere de la misma para reutilizarla: que todos los despojos de la yglessia biexa se ayan de emplear en la obra de la fábrica nueba. La iglesia debía concluirse en cinco años y la torre en seis, contándose a partir del día en que se iniciase la obra. Para dicho acuerdo, Juan de Zorita presentó como fianzas a Martín Lozano -maestro arquitecto- y a José Espinosa y Tomás Miñer -albañiles- (si bien, estos dos últimos, tras los actos de procuras correspondientes, son representados por el propio Juan de Zorita). En este documento se detallan pormenorizadamente los trabajos que debía realizar el maestro o maestros con los que se concertase la obra, delimitando claramente las competencias y obligaciones tanto del lugar como del maestro o maestros. No sólo se detallan las diversas partes o elementos del templo sino que, además, se indican las dimensiones que deberán tener cada una de ellas. Se puntualiza que si surgía alguna duda acerca de la construcción, debían nombrarse visores por ambas partes. Y, acabada la obra, se haga una visura general y si la obra no estubiere perfecta conforme arte, capitulación, planta y perfil, tenga dicho maestro por cuya cuenta a corrido, de derrivar y bolverla a redificar. El maestro que hiciese la iglesia debía realizar, a su vez, su torre y portada (doc. 2).

El mismo día, Juan de Zorita y Martín Lozano reconocieron tener en comanda de los jurados de Valdealgorfa las cuatro mil noventa libras jaquesas.

Así mismo, dicho día 12 de agosto de 1700 la junta de fábrica de esta iglesia otorgó capitulación y concordia con Sebastián y Pedro Liarte -tejeros- para que éstos abasteciesen de tejas, ladrillos y cal mientras durase la fábrica. Por ello recibirían: treinta y cinco reales de moneda valenciana por millar de ladrillo, cuarenta reales por mil tejas y por cada hornada de cal de seiscientos cahíces, veinte libras de moneda valenciana. Se acordó que en el mes de marzo de ese año se debían hacer tres hornadas de cal y hasta el mes de agosto de ese mismo año, sesenta mil ladrillos (doc. 1).

La decisión de construir un nuevo templo ya era firme y el 4 de octubre de 1702 se trasladó el Santísimo Sacramento de la iglesia a las casas de la cofradía del Señor San Martín y Santa María Magdalena (doc. 7).

Sin embargo, el inicio de la obra se retrasó. Y el 29 de enero de 1703 la junta de fábrica y los jurados de Valdealgorfa acuerdan con Juan de Zorita, mediante acto público de adición, una planta nueva para dicha fábrica. Planta que fue visurada y aceptada por Francisco Pallarés y Miguel de Aguas -maestros de obras-. El principal cambio que suponía respecto a la anterior era la orientación del edificio, así, en lugar de hacerse hacia la plaza se debía hacer hacia la casa de la viuda de Martín Royo, por ser de menos daños y de menos perjuicios para dicho lugar. Y por dichos officiales acordaron el hazer los pactos nuebamente hechos sin apartarse de lo capitulado en la capitulación que tiene hecha en dicha obra. Las novedades constructivas son escasas, y aluden, en su mayoría, a la apertura de puertas y ventanas. También se puntualiza que el cornisamento de la parte exterior estava tratado que avía de ser de piedra y se a conbenido y acordado, por ser de mucho coste, se haga de algez y ladrillo, menos las esquinas, que han de ser de piedra picada. Por esta nueva planta, Juan de Zorita recibiría mil trescientas cincuenta libras de moneda valenciana, a pagar en los cinco años que durase la obra (doc. 8).

Ese mismo día, Juan de Zorita reconoció tener en comanda de los jurados de Valdealgorfa la cantidad de mil trescientas cincuenta libras jaquesas (doc. 9).

El 25 de marzo de 1703 la junta de fábrica contrató a Domingo de Cibitate y Pedro de Liarte -tejeros- para que éstos abasteciesen la teja, ladrillo y cal necesarios para la fábrica. En cuanto al precio, se acordó que se les pagarían ochenta y seis sueldos de moneda valenciana por cada mil tejas o ladrillos y dieciocho dineros por cahíz de cal. Dichos oficiales debían hacer, durante el año 1703, cincuenta mil ladrillos (doc. 10).

En 1703 se inició esta fábrica. Y el 12 de octubre del mismo año Juan de Zorita acepta la visura que Juan Felipe Ibáñez y Miguel de Aguas -maestros de obras- realizaron en el mes de septiembre del trabajo que dicho Juan de Zorita había llevado a cabo. Estos dos maestros, tras reconocer la fábrica, hallaron que no estaba conforme lo tratado en su planta, por faltarle en lo ancho y largo y estar irregular en sus ángulos y líneas. Señalaron las reformas que se debían llevar a cabo para disimular los fallos cometidos y para asegurar perfectamente la construcción. Así mismo, indicaron reformas en la portada y aconsejaron que el coro se realizarse sobre la puerta de la iglesia (doc. 12).

El 9 de marzo de 1704 Juan Merino y Juan Pellicer -jura¬dos de Valdeal-gorfa- acordaron con Jorge Torrero -labrador y vecino de Samper de Calanda- el hazer y fabricar y traer al pie de la obra de la yglessia que se fabrica nueba en dicho lugar de Valdeargorfa todo el algez que se ofreciere. Se acordó que por cada cahíz se le daría seis sueldos y cuatro dineros de moneda valenciana, y se le pagaría la mitad en frutos y la otra mitad, en dinero (doc.15).

El año 1706 Juan de Zorita cedió diversas partes de la fábrica a otros maestros. La documentación no indica las razones que le llevaron a hacerlo, pudiendo deberse a un exceso de trabajo (se sabe que, por lo menos, se comprometió a realizar una obra más: la iglesia parroquial del Mas del Labrador en 1704) o, simplemente, pudo estar motivado por problemas con la junta de fábrica (motivo que con frecuencia suponía la separación de los artífices de sus obras).

Así, el 21 de septiembre de 1706 Juan de Zorita cedió a Martín Lozano -maestro albañil- las obras de conclusión de la iglesia parroquial de Valdealgorfa y su torre, excepto la sacristía (que se la reservó para él) y la fachada (que más tarde cedió a Ignacio de Aramburu). Por este trabajo Martín Lozano debía recibir las mil y ducientas libras moneda balenciana, que los jurados y consejo de dicho lugar de Valdeargorfa me restan deviendo para acabar dicha yglessia salvo justa quenta. Las obras se debían realizar siguiendo lo acordado en la capitulación hecha con anterioridad entre Juan de Zorita y la junta de fábrica (doc.21).

El mismo día Juan de Zorita cedió a Ignacio de Aramburu -maestro cantero- las obras de conclusión de la fachada. Ignacio de Aramburu aceptó este trabajo, por el que debería recibir trescientas y cinquenta libras de moneda valenciana, que los jurados, conzejo y unibersidad de dicho lugar de Valdeargorfa deverán pagar por las mejoras tengo hechas en la fábrica de dicha yglessia (doc.22).
Dicho día, el 21 de septiembre de 1706, la junta de fábrica de la iglesia y consejo de Valdealgorfa aceptaron la cesión de diversos trabajos por parte de Juan de Zorita en favor de Martín Lozano e Ignacio de Aramburu, pero no liberaron a Juan de Zorita ni a sus fianzas de sus compromisos porque si acasso sucediera el que los dichos Martín Lozano y Ygnacio de Aramburo no cumplieran en lo capitulado en los actos que tenemos hechos con dicho Juan de Lorita acerca de dicha fábrica de dicha yglessia y torre, en dicho casso, nos reservamos el poder recurrir al dicho Juan de Lorita y a sus fianzas para que hagan y cumplan por entero todo lo pactado y tratado en la capitulación (doc.23).

En el Archivo Histórico de Protocolos de Alcañiz no se ha hallado ningún otro documento que aluda a la fábrica de esta iglesia. Pero, atendiendo a Pardo y Sastrón, parece ser que las obras no se concluyeron cuando estaba previsto -pudiendo deberse a las dificultades económicas ocasionadas por la Guerra de Sucesión o al fallecimiento de dos impulsadores de la obra: el rector don Esteban Roca y mosén José Puyo-. Indica que su decoración interior no se realizó hasta 1713. Y que su torre no se concluyó hasta que el 3 de enero de 1743 se contrató a Valero Catalán para ello (obra que debía iniciarse el 29 de septiembre de 1743 y debía concluirse en dos años). De esta torre hace una descripción minuciosa que coincide básicamente con la obra que actualmente se conserva. Todos estos datos los obtuvo de la consulta de la capitulación de compromiso. Según ésta, el trabajo de Valero Catalán se superpondría a un primer cuerpo de cantería obra de Zorita, y consiste básicamente en tres cuerpos de ladrillo y yeso (...) de figura ochavada, formando en los ángulos ocho columnas, el remate o capitel se dispuso que fuera de piedra y se recubrirá de teja vidriada y el remate de plomo.

Este templo tiene tres naves -la central más alta que las laterales-, crucero alineado y coro alto a los pies. Su nave central y los brazos del crucero se cubren con bóveda de medio cañón con lunetos, las naves laterales con bóveda de arista y el crucero con cúpula.

La fachada está situada en la zona de los pies. La portada está cobijada por un gran arco de medio punto. Se estructura como portada-retablo, y en ella se distinguen dos cuerpos (el inferior de dimensiones mucho mayores que el superior). Ambos cuerpos están flanqueados por columnas salomónicas.

La torre está situada a los pies, en el lado de la Epístola. Tiene un primer cuerpo cuadrado, realizado con buenos sillares (obra de Juan de Zorita). Y, sobre él, tres cuerpos de ladrillo (obra de Valero Catalán). El chapitel de piedra se inició en 1799 y lo realizó Melchor Genzor. El 4 de enero de 1800 se colocó su cruz de remate -fabricada por Blas Cabañas-. En esta torre se observan claras pervivencias del múdejar. Y, como indica Gonzalo M.Borrás Gualis "aquí junto a los elementos clasicistas (superposición de órdenes, pilastras, columnas y entablamentos) se integran las composiciones de tradición mudéjar en ladrillo resaltado".
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