(Reg. 33) TABOADA CABA'ERO, Eduardo Jesús, Mesa Revuelta. Apuntes de Alcañiz, Zaragoza, tip. La Derecha, 1898, pp. 123-125.

€En la cumbre de Pui-Pinos, sobre Alcañiz, descuella la histórica fortaleza, ayer inexpugnable, hoy ruinosa, siempre recuerdo de nuestras glorias. Los macizos muros se grietan revelando sus achaques, piden tutores que les descansen, no pueden soportar el peso de tantos siglos: torres, almenas y saeteras sufrieron terribles mutilaciones. La sala de armas, el palacio, la enfermería, los dormitorios, acabaron para siempre, sin dejar imagen de su grandeza. En confuso tropel, bajo un montón de escombros han recibido sepultura rudos frescos, atrevidas ojivas, ingeniosos símbolos. No obstante, la paleta del artista puede recoger apuntes en la iglesia, en la torre del Homenaje, en el sarcófago de Lanuza; notas de clásicas construcciones conservadas por milagro, muchas bajo nuevas obras, que les sirven de mortaja.
Poco queda del antiguo convento de Calatrava. Sólida fue su fábrica, poderoso el cincel que labró las piezas; pero, como todo lo humano, desaparece para no volver, sin causar inquietudes, ni arrancar una lágrima. La cisterna contuvo hasta 50.000 cántaros de agua, recogida con cañerías desde los tejados: ahora mantiene una cuarta parte, a costa de grandes filtraciones, que causan daños de importancia en muchos edificios de la población. La plaza, donde los caballeros revistaron sus lanzas, parece sombrío panteón, rústico escaño de laureles y trofeos. Hasta las piedras se cansan de estar aprisionadas en el suelo, esperan, como alma en pena, que descargue una tempestad, para huir, arrastradas por la corriente. El campanario tosco continúa sin quebranto, dará fe de todas las desgracias si no vuelven a hospedar materias explosivas y éstas disponen otra cosa.
El palacio del infante don Felipe, con sus torres de piedra, balconaje suntuoso y graciosa portada, necesita reparaciones constantes. Deshabitado el castillo, próximo a rendir tributo a la muerte, quiso su Alteza, por el años 1728, enmendar viejos descuidos: con buen deseo acometió su restauración invirtiendo cuantiosas sumas, que sirvieron para disfrazar la venerable vejez de aquel recinto, echando al abismo sus tradiciones augustas.€
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