- (Reg. 115) DOCUMENTO. Traslado del Santísimo y bendición de la iglesia colegial de Alcañiz. Pub. THOMSON LLISTERRI, Teresa, Las Artes..., 2002, pp. 237-241.

1757, marzo, 15 ALCA'IZ

Traslado del Santísimo a la nueva iglesia colegial de Alcañiz. Se rememoran todas las fechas clave de la construcción de esta obra y se describe la ceremonia de bendición del templo.

A.H.P.A.: Pablo Alberto Suñer, sign.363, f.169r.-173v.


/169r./ (Al margen: Translación de el Santísimo a la nueba yglesia colegial)

Die decimo quinto, mensis Martii, anno Domini millesimo septimgentessimo quinquagessimo septimo. Alcagnitii.

Eodem die, ante mí, Pablo Alberto Suñer, notario público aposthólico, vecino de la dicha ciudad de Alcañiz y testigos abaxo nombrados, parecieron personalmente don Mathías Joseph Siesso, canónigo de la ynsigne yglesia colegial de Santa María la Mayor de dicha ciudad, y don Pedro Joachín de Pedro, regidor perpetuo de la misma ciudad, y ambos en ella domiciliados, como diputados que son de la junta de fábrica del nuebo templo de la ynsigne yglesia colegial de la pressente ciudad, nombrados por sus respectivos cavildos €“eclesiástico y secular-. Y dixeron, que en el día veinte del mes de mayo del año mil setecientos treinta y seis, domingo, primero día de la festibidad de Pentecostés, se havía dado principio al construcción y fábrica del nuevo templo de dicha ynsigne colegial yglesia de nuestra dicha ciudad de Alcañiz -como constaba del acto público de asiento de su primera piedra que con expressión y nota de varias circunstancias que ocurrieron y de la inscripción que contenía en su centro la expresada primera piedra que se colocó, fue recibido y testificado por mí, dicho Pablo Alberto Suñer, notario público, apostólico, real y del número de dicha ciudad, y secretario de ambos cavildos a que se refirieron-.

Y que en el día diez y nuebe del mes de febrero más cerca pasado del corriente año de mil setecientos cinquenta y siete, se havía hecho con universal regocijo de esta ciudad y de todos sus ynidividuos la translación del Santíssimo Sacramento a la nueba yglesia colegial, si quiere a la parte y porción de ella que se halla fabricada, con la capacidad y decencia correpondiente.

Y que a fin de que en lo venidero conste de ello y de la /169v./ solemnidad con que se executó y celebró esta función, así en el día propio de dicha translación como en los succesibos días, veinte y veinte y uno y veinte y dos del mismo mes de febrero, en que se continuó lo festibo y plausible de ella ,en gustoso desahogo de los amantes, piadosos corazones de los moradores de dicha ciudad, que con tanto anhelo y continuada aplicación han concurrido y concurren incesantemente con su propio sudor y quantiosos caudales a la construcción y renobación de su nuebo templo, habían formado un papel en que se contenía todo lo respectibo a la mencionada translación y solemnidad, y otras noticias que en adelante podrán dar mucho gusto en saberse.

Que por tanto, como tales diputados, de su buen grado y ciertas ciencias, daban y entregaban, como con efecto dieron y entregaron, en poder y manos de mí, dicho e infrascripto notario apostólico, el mencionado papel de las noticias enunciadas, el qual originalmente es como se sigue:

(Al margen: Papel)
En el año de mil setecientos treinta y seis, quando se puso la primera piedra en la fábrica de la nueba yglesia de la presente ciudad, quedó acordado por ambos ilustres cabildos €“eclesiástico de deán y canónigos, y secular de cavalleros correxidor y regidores- para continuar los divinos oficios en el mismo sitio, se partiese la obra nueba, quedando las dos capillas más capazes €“la de la Parrochia y la del Santíssimo Christo- para celebrarlos. Y que se empezase la obra por la puerta entre oriente y /170r./ septentrión, hasta encontrar y ocupar interiormente el plan de la torre al mediodía en cuyo espacio caben dos nabes de treinta y seis palmos y la del cruzero de cinquenta y ocho palmos de latitud, dos capillas a cada lado de veinte y ocho palmos de fondo, el crucero de igualdad fondo a cada lado, y al norte una capilla de igual o mayor capacidad que la del Santo Christo -para Parrochia- y otras dos capillas, a los extremos de las dos nabes colaterales, con proporcionado fondo.

Con deseo que se lograse con mayor brebedad esta porción de yglesia, se ajustó por arriendo toda su fábrica (entre paréntesis: conforme al diseño y capitulación que hizo Domingo Yarza) con Miguel de Aguas y Silvestre Colás en trescientos y cinquenta escudos, en el tiempo de seis años. Esta escritura se hizo año de mil setecientos treinta y seis.

Y en el de mil setecientos treinta y ocho se rescindió el arriendo, por la poca o ninguna unión de los maestros. Y quedó esta fábrica en administración, por la junta compuesta de canónigos y cavalleros regidores, a la dirección de Miguel de Aguas con cien pesos anuos de gratificación.

Esta fábrica tubo desde su principio adjudicadas por el señor arzobispo las primicias de esta ciudad y cedidas por los conservadores, con aprobación del juez protector de la concordia la porción que podía caber a los censalistas. El pueblo de esta ciudad trabajó mucho de limosna en la excabación del terreno y la aperción de los fundamentos hasta la peña en todo el circuito y conducción de materiales, y algunas limosnas de particulares devotos y entre éstos deve hazerse especial memoria de el doctor don Joseph /170v./ Thomás y Fuertes, deán de esta colegial, que muchos años dio limosna, doscientas libras cada un año.

En el año de mil setecientos quareinta y nuebe murió Miguel de Aguas, director de esta obra. Y hallándose en esta ciudad fray Atanasio Aznar, religioso de la obediencia de la sagrada religión de observantes de San Francisco, arquitecto y mathemático, de singulares noticias y habilidad práctica (entre paréntesis: como lo demostraba la yglesia que concluya en su convento de esta ciudad) se le encargó la dirección de esta obra con igual gratificación para este convento, a disposición del reverendísimo padre provincial, cuya licencia suplicó la junta de fábrica. Y obtenida, se encargó, el dicho fray Atanasio, de dirigir la obra en el principio del año mil setecientos y cinquenta.

Para la disposición de los caudales de esta fábrica y demás providencias necesarias, desde el principio se dispuso una junta de ocho capitulares, quatro de cada cavildo -ecclesiástico y secular-. En algunas ocasiones se admitieron ciudadanos y labradores, según se juzgaba conveniente. Y en el año de mil setecientos cinquenta y seis pareció que la junta se compusiese de sólo ocho capitulares, como se instituyó al principio, y que asistiese al cuidado de los oficiales y peones un beneficiado a quien hazía presente el cavildo, empleándose en este cuidado cotidianamente. Y aquí debe hazerse honrrosa memoria del zelo y aplicación de mosén Joseph Sanante, que desde el principio hasta el año de mil setecientos y cinquenta asistió a la cantera, a la conducción de madera por el río y a la fábrica diaria y continuamente, con un tesón infatigable. La misma /171r./ memoria mereze mosén Martín Monrreal, que con especial afecto y devoción ha asistido en este empleo los dos últimos años, a cuyo fervor se ha devido la aplicación de los vecinos para que se concluyese esta porción de yglesia.

En el principio del año mil setecientos cinquenta y seis se empeñó la junta de fábrica en concluir la porción de la yglesia enpezada al fin de dicho año. Y aumentándose en todos el fervor se previnieron todos los materiales y oficiales respectibos y caudales. Y se buscaron y se hallaron hasta ochocientas libras jaquesas por enpréstito para el empeño, como se logró. Concluyéndose de valdosar la yglesia, día quatro de deciembre de dicho año. Y hasta el día diez y seis de febrero de mil setecientos cinquenta y siete se formó el coro, se colocó el órgano, se dispuso el altar mayor, y en las seis capillas se pusieron seis retablos y las seis sacristías con calages y recados para decir misa competentes. Y se determinó la translación del señor para el día diez y nuebe de febrero de dicho año, sábado, víspera de la dominica de quinquagessima.
El cavildo ecclesiástico informó al ilustríssimo señor don Francisco Ygnacio Añoa y Busto, arzobispo de Zaragoza, nuestro prelado, de la conclusión de la porción de yglesia. Y que sirbiese su ilustríssima conceder al doctor don Ramón Ferrer, deán de esta colegial, su licencia y facultad para vendicirla y trasladar a ella el Santíssimo Sacramento. Concedióla su ilustríssima, como consta por despacho dado en veinte y seis /171v./ de enero de mil setecientos cinquenta y siete, firmado por el licenciado don Ysidro Ysla, vicario general, y don Joseph Bernardo de Cartagena, secretario de cámara.

Dispuso la junta que la primera festividad del sábado diez y nuebe de febrero, fuese de cuenta de la junta de fábrica, con proccesión y sin sermón. La del domingo a veinte, de cuenta del ilustre cavildo ecclesiástico de deán y canónigos. La del lunes veinte y uno, del ilustre Ayuntamiento de cavalleros corregidor y regidores. Y la del martes veinte y dos, congregación de especiales devotos beneficiados de esta yglesia. Viernes diez y ocho de febrero, a las ocho de la noche, se tañeron a Pascua, anunciando al pueblo la festividad del sábado. En este día, a las ocho de la mañana, se empezó el oficio divino en la yglesia antigua y dichas prima y tercia dixo la missa del oficio por el hebdomadario el doctor don Miguel Temprado, canónigo penitenciario de esta yglesia. Y consagró la sagrada hostia, dexándola reserbada en el viril y sagrario para llebarla en processión y trasladarla al nuevo templo. Y dichas, en la misma yglesia, sexta y nona, habiendo conbidado el cavildo ecclesiástico al secular ilustre Ayuntamiento para que se sirbiese asistir a la plausible función de la vendición del templo, concurrió éste en toda ceremonia y acompañando todo el clero. Empezó el doctor don Ramón Ferrrer, deán de esta ynsigne yglesia, asistido de diácono y sub- /172r./ diácono, con paramentos morados como previene el ritual, la vendición del templo por la parte exterior de la puerta oy principal, hasta la parte del norte que puede rodearse. Después entraron en la yglesia, diciendo las letanías y salmos dispuestos para esta función, rodeando la yglesia por la parte interior como exterior, entrando en capilla, aspergiendo con agua bendita todo en circuito, observando hasta la más mínima circunstancia que previene el ritual.

En tanto que se bendecía la yglesia, colocaron al Sanctíssimo Sacramento en la custodia y salió la processión general como el día del Corpus Christi de la yglesia antigua y entró en la nueba con todo el aplauso posible de instrumentos, órgano, campanas y tiernos afectos de los fervorosos corazones de todos los vecinos de esta ciudad y pueblos convecinos que concurrieron a esta solemne festividad.

Ynmediatamente comenzó la missa de sacramento con gloria y credo, con la mayor solemnidad, el deán de esta yglesia, buscáronse músicos de otras yglesias que con los que ésta tiene compusieron una capilla bastante numerosa y no inferior en destreza a la metropolitana. Compuso la música, para todas las funciones, don Raphael Anglés, presbítero maestro de capilla de esta yglesia, con la destreza y buen gusto que es notoria a todos los profesores de esta noble arte. Después de la missa, se cantó el €Te Deum Laudamus€. Por la tarde, /172v./ se cantaron vísperas solemnes, en que se emplearon dos horas.

Domingo, a veinte de febrero, fue la festividad de cuenta del deán y canónigos, cavildo de esta insigne yglesia. Se cantó la missa solemne votiba de €Dedicatione Ecclesiae€, con la misma solemnidad que el día antecedente predicó el reverendo padre presentado fray Jacinto Domingo, de la orden de predicadores, religioso exemplar, docto y muy celoso operario del bien de las almas. Había predicado las dos quarensmas antezedentes en esta yglesia,. Y su aplicación y fervoroso zelo influyó mucho para que los vecinos de esta ciudad concurriesen con limosnas y otros arbitrios para la conclusión de esta obra. Y empeñó al cavildo ecclesiástico para encargarle tercera quaresma. Y este sermón y todo lo desempeñó con acierto.

Lunes, a veinte y uno de dicho mes, fue la solemnidad de cuenta del ilustre Ayuntamiento. La música, distinta en cada uno de los días, pero igualmente de especial habilidad y gusto. Predicó el reverendo padre Cayetano de San Juan Bautista, rector del colegio de las Escuelas Pías en Zaragoza, sugeto de singulares prendas para la oratoria. Se manifestaron éstas en la quaresma que predicó en esta colegial, con aplauso, en corta edad. Después se han celebrado sus oraciones panegíricas en Madrid y Zaragoza, celebrándolas sugetos de especial nota. En este sermón se vio su ingenio y acierto en ajustar las circunstancias todas al asunto, sin omitir /173r./ alguna, su disposición en colocarlas con la mejor armonía y la buena pronunciación y acción más ajustada para lograr un aplauso universal.

Martes, veinte y dos del mismo, algunos celosos y piadosos ecclesiásticos de la congregación de beneficiados de esta yglesia celebraron con solemnidad uniforme la translación del Señor al nuebo templo. Predicó don Joseph Estrada, presbítero racionero y secretario del ilustríssimo cavildo metropolitano de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Hijo de esta ciudad, siguió la carrera de los estudios mayores en aquella universidad y su aplicación e ingenio le hicieron alumno muy condecorado en los generales de Minerva, como lo han acreditado varios sermones de empeño en Zaragoza y otros púlpitos con aplauso y con igual en éste de su patria que fue maravilla de maravillas.
En este día se cantaron las vísperas al atril y después hubo siesta de una hora con cantadas y tocatas de instrumentos de mucho gusto. Al fin, se pasó claustro como de primera clase y se dio la vendición al pueblo con el San- /173v./ tíssimo Sacramento. En todas las funciones se iluminó el altar mayor uniformemente, para evitar emulaciones. En las quatro noches hubo luminarias, danzes, cohetes de singular invención y algunos altares, especialmente en la calle Mayor, en el frente de casa de don Jayme Ram. Éste y sus vecinos hicieron un arco muy elevado y adornado con muy buen gusto.
Y así dado, librado y entregado el papel de suso inserto por los dichos canónigo don Mathías Joseph Siesso y don Pedro Joachín de Pedro, regidor, en poder y manos de mí, dicho e infrascripto notario apostólico, me instaron y requirieron aquéllos insiriese y trasladase en mi nota el referido papel. Y que de su entrega y liberación hiciesse y testificase acto público.

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